El estilo de crianza es el modelo que se elige para educar a los hijos dentro del hogar y en el entorno familiar por parte de los principales cuidadores. Este estilo de crianza será fundamental porque va a marcar la personalidad del niño/a y las relaciones familiares.
Cuando se trata de educar a nuestros hijos queremos lo mejor para ellos, queremos ser los mejores padres del mundo pero muchas veces nos falta tener esa receta mágica y no sabemos cómo actuar.
Existen multitud de recursos en libros de auto-ayuda como en la red que nos intentan dar luz, pero al final suele presentarse el mismo problema, hay un exceso de información y escasez de recursos para hacer un juicio y determinar el estilo de crianza que es mejor.
El estilo de crianza que llevemos como padres vendrá determinado por el que hayamos tenido nosotros cuando éramos niños, aunque siempre se puede modificar con voluntad y esfuerzo, pudiendo ponerse en contacto con un profesional siempre que se precise. Estamos acostumbrados a verlo en formato televisivo con programas que muestran a niños que no han recibido un estilo adecuado en casa y un profesional (“SuperNanny”) acude para marcar las nuevas pautas, es decir, cambiar el estilo. Este mismo caso se puede hacer con profesionales de la Psicología.
Existen cuatro tipos de estilos muy marcados:
- Permisivo: Se busca la felicidad del hijo a través del afecto, olvidando poner límites para evitar los enfrentamientos.
- Autoritario: existe un alto control por parte de los cuidadores, siendo la obediencia y exigencia lo más valorado en la relación. La comunicación es deficiente y no se hacen muestras de cariño de manera frecuente.
- Negligente: todo lo relativo a los hijos pasa a un segundo plano, no se les presta atención en ninguno de los planos, ni afectivo ni de control; cubriendo únicamente las necesidades básicas.
- Asertivo: prima la exigencia y el afecto. Se le da autonomía a los niños de manera que sean ellos los que tengan que tomar sus propias decisiones, apoyados por el cuidador siempre que lo pida para aprender a gestionar sus propias emociones.
El estilo más adecuado sería el Asertivo, pues se ha encontrado que estos niños son los que desarrollan menos conductas desadaptadas, como en consumo de drogas o las conductas delictivas. En mi opinión, y la de otros muchos expertos, considero fundamental la gestión de emociones que se lleva a cabo.
Pero siempre hemos de tener en cuenta que nos tenemos que sentir cómodos en el estilo que escojamos ya que tendremos que llevarlo a cabo durante toda la vida y ser siempre coherentes con él. Cada pérdida de coherencia que ocurra será una grieta en la educación de nuestros hijos, es preferible tener un estilo coherente aunque algo más inadecuado que uno asertivo en el que no seamos nosotros mismos.