
En la actualidad la hipertensión arterial (HTA) es uno de los problemas de salud pública más importantes en los países desarrollados, ya que es una de las principales causas de mortalidad prematura que además tiene una muy elevada prevalencia (30-45%). Se calcula que más de un tercio de los adultos españoles sufre HTA y esta cifra aumenta de manera exponencial con la edad. A esto, hay que añadir que una gran parte de los afectados por la enfermedad desconoce su existencia. Algunos estudios apuntan que solo un 65% de las personas que padecen HTA conoce su diagnóstico y únicamente el 85% de ellas está tratado (lo que corresponde al 55% de la población hipertensa).
La hipertensión arterial (HTA) se define por la presencia mantenida de cifras de presión sistólica (PAS) ≥ 140 mmHg ó presión arterial diastólica (PAD) ≥ 90 mmHg, ó ambas. En otras palabras, consiste en someter nuestro “sistema de cañerías” (sistema cardiovascular) a una presión elevada de forma continuada. Pero si bien, sabemos que un problema similar en nuestra casa se arregla llamando al fontanero, en el caso de las personas puede provocar la muerte. Y lo peor de todo es que nos mata de forma silenciosa, sin unos síntomas claros.
En ocasiones sucede que la presión se eleva por alguna situación específica, cosa que no significa que esa persona sea hipertensa, pero si será necesario el control. El aumento de la presión arterial daña las arterias, favoreciendo la arterioesclerosis, reduciendo el calibre y como consecuencia disminuye el flujo sanguíneo afectando el funcionamiento normal del corazón, del cerebro, de los riñones y de otros órganos vitales.
A su vez, se genera un mayor trabajo del corazón para poder enviar sangre a través de una red arterial estrecha, generando la denominada hipertrofia cardíaca. Ya hace más de dos décadas se ha descubierto que la hipertensión arterial puede estar asociada frecuentemente a los llamados factores de riesgo vascular mayores para la arterioesclerosis, tabaquismo, diabetes, colesterol elevado, obesidad y sedentarismo.
Su aparición puede ser genética, o que genéticamente estén predispuestos y que con factores como un trabajo en permanente tensión, alto consumo de alcohol, ingesta de mucha sal, etc. desencadenen la hipertensión arterial. Generalmente cuando se hace un chequeo médico el paciente no tiene ningún síntoma, y sólo aparece en un momento de crisis, es por eso que es necesario tener en cuenta todos los síntomas posibles.
Se han relacionado las cefaleas, sangrado nasal, sensación de mareo con la hipertensión arterial, pero tampoco son más frecuentes en pacientes sin ella, de todas maneras en el caso de una posibilidad es obligatorio el control de la presión arterial.
¿Qué es la presión sistólica y diastólica?
La presión sistólica es la presión máxima que se alcanza cuando el corazón se contrae. Mientras que la presión diastólica es la presión mínima que se da cuando el corazón está relajado, entre contracciones. La unidad de medida empleada internacionalmente son los milímetros de mercurio (mmHg). Esto es así porque los primeros aparatos para medir la presión fueron manómetros de mercurio, que ahora son menos utilizados por la toxicidad de dicho metal pesado.
Síntomas de la hipertensión arterial
Deben investigarse los siguientes síntomas:
– cardíacos: dolores coronarios, sensación de falta de aire con el esfuerzo, hinchazón de pies y tobillos.
– renales: sangre en la orina, hinchazón generalizada, canidad de orina mayor a la habitual, despertarse para orinar.
– cerebrales: pérdida de fuerzas localizadas, trastornos del lenguaje o de la visión, pérdida del conocimiento.
– miembros inferiores: dolor al caminar.
Por lo que lo ideal para los que poseen hipertensión arterial es un cambio de estilo de vida, en donde se coma sin sal o con aproximadamente 5 gr. de ingesta diaria de sal, bajar de peso en caso de obesidad, aumentar la ingesta de frutas y verduras y por supuesto, restringir la ingesta de alcohol.
¿De verdad la hipertensión es un problema tan grave?
En España la hipertensión arterial afecta a la escalofriante cifra de 14 millones de adultos. Esto es el 40% de la población. En la Comunidad Valenciana concretamente al 41%. Esta cifra todavía es más alarmante en mayores de 65 años, en cuyo caso el 85% la sufre. Pero lo más alarmante es que sólo el 60% de ellos han sido diagnosticados y están siendo tratados.
Según la Organización Mundial de la Salud, hasta el 2030, en torno a 23,6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular (cardiopatías y accidentes cerebrovasculares) en todo el mundo. La buena noticia es que el 80% podrían ser evitados, como se explica a continuación.
¿Cómo se puede prevenir la hipertensión arterial?
En primer lugar, mediante una detección temprana. Es por esto que se lleva a cabo esta campaña. En segundo lugar y no por ello menos importante mediante la modificación de factores de riesgo que implica:
- Mantener una dieta sana
- Realizar actividad física de forma regular
- Reducir el consumo de alcohol
- Abandonar el consumo de tabaco
Veámoslo con más detalle.
Las personas con sobrepeso están más expuestas a tener más alta la presión arterial que las personas con peso normal. Existe una dieta ideal para la prevención de enfermedades cardiovasculares llamada dieta DASH (siglas en ingles de Enfoques Alimenticios para Detener la Hipertensión). Es parecida a la dieta mediterránea, pero con algunas variaciones. En general, se recomienda consumir abundante cantidad de frutas y vegetales con un alto contenido en potasio, disminuir la ingesta de alimentos con un alto contenido en calorías, grasas saturadas y colesterol (utilizar el aceite de oliva como principal fuente de grasas), aumentar el consumo de pescado (por su contenido en ácidos grasos omega 3) y productos lácteos desnatados y reducir la ingesta de sal a menos de 6 gramos de sal común al día.
Es recomendable realizar actividad física de forma regular. En concreto es conveniente realizar ejercicio de intensidad moderada como mínimo 5 días a la semana y de 30 a 45 minutos al día. Por ejemplo, bailar, nadar, correr o andar a ritmo ligero, montar en bicicleta, etc.
Conviene reducir el consumo de alcohol hasta un máximo de 3 unidades de bebida estándar (UBE) en hombres y de 2 UBE en mujeres. Teniendo en cuenta que 1 UBE son 10 gramos de alcohol puro, con la siguiente tabla te puedes hacer una idea de lo que es recomendable beber al día.

En cuanto al tabaco, es recomendable eliminar completamente su consumo. Para que te hagas una idea y a modo de ejemplo, el riesgo de enfermedad vascular periférica (daño u obstrucción en los vasos sanguíneos más alejados al corazón) es 4 veces mayor en fumadores que en personas que no fuman.