¿Estás harta de besar sapos?, ¿esperas encontrar a tu príncipe azul?, ¿crees que hay una media naranja para cada uno de nosotros?
Sí has respondido afirmativamente a las preguntas propuestas tu modelo de amor es el romántico. Un modelo instaurado en Occidente en la Edad Media, consolidado en el siglo XIX con El Romanticismo, y que a pesar de los cambios que se han producido en la sociedad en estos siglos apenas ha cambiado, promulgándose más allá de Occidente gracias a la globalización.
Desde nuestra más tierna infancia recibimos mensajes que nos hacen creer en el amor romántico con los cuentos infantiles, en los que suele haber un príncipe que es el que salva a la princesa de todos los males, la protege y arriesga su vida por ella. Cuando crecemos este modelo lo encontramos idealizado en la literatura y en el cine.
Podemos decir que el amor romántico se caracteriza por ser incondicional, exclusivo, eterno, con sacrificio y relacionado con la renuncia. Para entenderlo un poco mejor vamos a verlo con ejemplos.
Te querré siempre, te quiero solo a ti, prefiero pasar el tiempo contigo que con mis amigos o mi familia, daría la vida por ti, me pongo celoso porque te amo, estaré a tu lado pase lo que pase…
Aunque este tipo de frases podrían extraerse de cualquier novela romántico lo cierto es que en muchas ocasiones esta idea de amor romántico trae consecuencias negativas asociadas cuando se llevan al extremos las ideas románticas, así ocurre con la violencia de género y la dependencia emocional.
Además, esta idea del amor es utópica pero en la sociedad actual nos han hecho pensar que es la normalidad que deberíamos compartir cada uno de nosotros y cuando alguna de las premisas no se cumple nos frustramos, ya que hemos creado multitud de falsas expectativas. Es por ello que en ocasiones después de ver una película de amor o leer una historia piensas; ¿qué estoy haciendo mal?; ¿Por qué esto no me pasa a mí?; ¿Por qué mi novio/a no se comporta de la misma manera?
Seguro que si piensas en tu propia relación o en aquellas que conoces puedes analizar hasta qué punto es beneficioso o no el amor romántico.