
La mayor parte de personas que acuden a mi consulta de Psicología refieren problemas de ansiedad, cuyo tratamiento incluye entrenamiento en respiración controlada y relajación. Muchos de ellos nunca han practicado este tipo de técnicas y conseguir un control nos lleva tiempo y esfuerzo. Este hecho se podría evitar si le diéramos más importancia a estos aspectos desde la infancia, al igual que fomentamos el ejercicio físico o la buena alimentación, es otra manera fundamental de fomentar la salud.
Al contrario de lo que se cree, la relajación no es solo recomendable para niños que presenten cuadros de ansiedad por fobias, preparación de cirugías o separación, sino que es aconsejable que lo lleven a cabo todos para las situaciones que se puedan encontrar en el futuro.
Una vez somos conscientes de la importancia, ¿cómo lo llevamos a cabo? Debemos tener en cuenta la edad del niño, antes de la pre-adolescencia el adulto será el que guíe la sesión creando un espacio común de comunicación entre padre/madre e hijo. Una vez comienza la pre-adolescencia lo ideal sería que las habilidades ya las hubieran aprendido y las pudieran aplicar por ellos mismos en situaciones que lo precisen.
Existen diversas técnicas de relajación que sirven tanto para niños como para adultos, siempre adaptándolas, pero no podemos afirmar que haya alguna más efectiva que otra, sino que habrá que probar cuál es la más adecuada a cada uno.
- Relajación muscular progresiva de Jacobson
- Relajación pasiva
- Relajación autógena
- Respuesta de relajación
Estas técnicas están diseñadas para el ámbito de la clínica psicológica por lo que la supervisión de un profesional es imprescindible para comprobar que todo se hace correctamente.
Con la puesta en práctica de estas técnicas y su control conseguimos los siguientes efectos en los niños:
- Disminuye ansiedad
- Mejora el auto-control
- Aumenta seguridad en sí mismo