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Trastornos de la alimentación

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Trastornos de la alimentación

Los trastornos de la alimentación se califican como enfermedades paradigmáticas de final de siglo XX, y se asocian a una inquietud por el peso y la figura corporal, al obstáculo de mantener el peso dentro de los límites fisiológicos, y a una sucesión de maniobras patológicas en relación al estilo de alimentación.

La anorexia nerviosa, se caracteriza por la exigencia del paciente de comprobar el peso, con un miedo atroz a engordar, que le lleva al impedimento cada vez mayor de ingerir alimentos. La pérdida de peso tiene como consecuencias alteraciones neuroendocrinas, cambios de carácter con disforia, ánimo deprimido, irritabilidad y componente obsesivo.

La bulimia nerviosa se trata de la ingesta de gran cantidad de alimento en un corto periodo de tiempo, que le acompaña de vómitos inducidos y una gran sensación de culpabilidad. Los síntomas se centran en episodios de hiperfagia, vómitos provocados y toma de laxantes y diuréticos.

Los factores de riesgo se dan en la infancia, y la prevención de los trastornos de alimentación comienza en la infancia. La postura familiar y social frente a la imagen corporal es primordial en el desarrollo de la propia imagen corporal de los niños y adolescentes. Los niños se reconocen cada vez más con tener un cuerpo delgado. Otro dato importante es que los niños asumen el mensaje social de que la delgadez representa aprobación y aceptación.

Respecto al temperamento y la interacción familiar, hay que destacar el perfeccionismo como característica principal de los pacientes con anorexia nerviosa. Esta perfección se relaciona con una rigidez en la manera de afrontar la vida.

En cuanto a la evolución de estos trastornos, se desconoce, ya que se han realizado pocos estudios que parecen indicar una gran variabilidad.

Otro trastorno no menos importante es la obesidad, que se asocia con la probabilidad de padecer trastornos emocionales y dificultades de adaptación social. Los síntomas se definen como imagen personal deficiente, ansiedad y dificultad para controlar los impulsos y el ánimo deprimido.

La obsesión por el peso y la imagen corporal afecta a una población cada vez más grande que asocia el aspecto físico con valor personal y la aceptación social, llevando a un aumento de la anorexia nerviosa, la bulimia y la obesidad.