1.- Establecer un horario y seguirlo de una forma más o menos estricta.
2.- No comer ni beber nada entre tomas, únicamente agua. No darle zumos entre las tomas, aunque sí puede beberlos junto con la comida.
3.- No acostumbrarlo a los sabores dulces ni salado. No poner azúcar ni miel, o en todo caso el mínimo indispensable. Acostumbrarlo a los sabores naturales.
4.- Hacerle la comida lo más natural posible. Darle alimentos que en su composición no lleven colorantes ni conservantes, o los menos posibles.
5.- Acostumbrar a los niños desde pequeños a no tomar caramelos, bombones, chiclets, patatas ni helados. No permitir que otras personas les den golosinas a los niños. Esto es muy importante para la conservación de los dientes sanos, sin caries. Con esta conducta evitamos también muchos trastornos gastrointestinales, como diarreas, alergias y dolores abdominales. Una golosina puede darse como una excepción, pero nunca como una norma (cosa desgraciadamente muy frecuente). En todo caso si se toma alguno de estos alimentos , que sea justo después de la comida y lavarse bien los dientes enseguida.
6.- No montar ningún número cuando un niño no quiere comer. No hay motivo para chillar, ni amenazarle, ni siquiera castigarle. La comida es una cosa natural e instintiva y como tal hay que tratarla. Si los padres muestran excesivo interés en que el niño coma, puede coger el acto de comer como un arma en contra de ellos o para conseguir cosas que no debiera. El niño debe aprender a comer porque lo necesita, porque tiene apetito. Los hábitos alimentarios son un campo de batalla para la madre y el niño, la madre debe aceptar y controlar «con mano izquierda» la actividad independiente y rebelde del bebé, pero al final debe prevalecer siempre el criterio de la madre.
7.- El apetito hay que cultivarlo. No debemos darle de comer enseguida que tenga hambre, debe saber esperar hasta la hora de la próxima comida. Si saciamos enseguida el apetito o si lo hartamos de comer, aborrecerá pronto los alimentos.
8.- No usar la comida como arma para premiar ni castigar al niño. Como necesidad de primer orden que es, no podemos comerciar con ella. Acostumbrarnos desde el principio a no comprar al niño (darle premios) para que coma. Ni tampoco dejarnos sobornar con su negativa a comer, es decir, no debe conseguir acceder a sus caprichos mediante la comida. Debemos enseñarle desde el principio que si come es para él, no para hacernos un favor a los padres.
9.- Si establecemos buenos hábitos alimenticios desde pequeños es muy probable que de mayores continuen por el mismo camino y se eviten muchos problemas por mala alimentación, como puede ser la obesidad, trastornos del desarrollo, caries dental y problemas digestivos diversos. Es muy importante tener presente que los patrones alimentarios establecidos durante la lactancia pueden tener efectos a todo lo largo de la vida.
10.- No usar el biberón, o en su caso las golosinas, como calmantes indiscriminados del llanto o de los estados de ansiedad. El niño debe aprender a tranquilizarse el sólo, sin acceder a sus caprichos como norma.
Ante cualquier duda que se te presente, no dudes en consultar siempre a tu pediatra.